¿Cuántas veces hemos escuchado esto?

Somos mamíferos y como mamíferos, necesitamos al otro para regular nuestra energía, emociones, pensamiento y estados.

Cuando el bebé nace, esta totalmente desregulado (no tiene regulado el sueño ni la alimentación). A través de aspectos como el contacto piel a piel, el latido del corazón, la respiración o la voz, la/s figura/s de apego calma/n al bebé y lo van regulando.

Según como haya sido esta regulación, nos dejaremos o no regular por el otro, nos dejaremos o no tocar, nos dejaremos o no abrazar, nos dejaremos o no amar.

El contacto y la relación con la/s figura/s de apego determinará las futuras relaciones con los otros y con nosotros mismo.

Nos construimos y conocemos en base a un otro.